Gabriel Albiac se atreve a nombrar uno de los mayores problemas de nuestra querida España
Si pensamos en algo que debilita a nuestra querida España nos viene a la cabeza el desafío separatista de los nacionalistas catalanes o los últimos coletazos de la banda terrorista ETA, pero Gabriel Albiac en un artículo en ABC acaba de nombrar otro de los grandes cánceres de nuestro país. Se llama corrupción en Andalucía y es un escándalo tan grande que nos afecta a todos y da armas a quienes quieren acabar con nuestra patria. Haríamos bien en resolver el problema andaluz, y cuanto antes mejor.
Escribe Albiac:
“No simplifico. Sé –cualquiera que se esfuerce en mirar y analizar lo sabe– que política y delincuencia no son lo mismo. Sé también que se imbrican peligrosamente. Y que hay zonas en las cuales su solapamiento es completo. Lo de Andalucía, a lo largo de estos 37 años no ha sido política. Más que como cobertura accesoria. Bajo ella, una tumultuosa torrentera de delito ha vivido de la extorsión a toda España. Y ha permitido a los socialistas andaluces comprar bolsas de voto preciosas tanto para el control de su región cuanto para el chantaje al parlamento y al gobierno nacionales. Cuando el dinero que viene de España y de la UE para promover el ascenso de una tierra anclada –con admirables excepciones– en la improductividad y el anacronismo es repartido por un poder arbitrario durante cuatro decenios, hablar de voto democrático parece un agrio sarcasmo.
El dinero de las ayudas ha sido administrado por un colectivo corrupto –no un colectivo de corruptos, un colectivo corrupto–, cuyo bien planificado objetivo era doble: garantizar sus personales finanzas y aprisionar una clientela cuya vida en los márgenes de lo legal dependiera de la benevolencia de sus amos. La operación ha funcionado con admirable ausencia de sobresaltos. Hasta ahora, cuando los jueces comienzan a llamar a la puerta de los altos dirigentes de la Junta de Andalucía, del Partido Socialista en Andalucía, de los sindicatos andaluces… Cuando ningún cargo de ninguna institución del Régimen allí alzado se sabe a salvo de acabar en la cárcel. Ninguno.
Y, ahí, las reglas que rigen el juego de los pactos de gobierno en una sociedad democrática quedan trastrocadas. Y, entonces, invocar lo “normal”, sin más, se convierte en el mayor engaño. No hay normalidad tras 37 años de gobiernos delincuentes. Y en ese punto es en el que Ciudadanos está al borde de cometer su error crítico. Su subsecretario general, José Manuel Villegas, lo formulaba en términos de lo que sería, en efecto, la lógica de un noble juego entre partidos respetables: “No hay más remedio que cambiar de cultura política y no criminalizar los pactos, porque nos encaminamos a un escenario general sin mayorías absolutas”.
Pero es que, en Andalucía, el grupo de Díaz, Chaves, Griñán y todos los ERES y todos los robos, no es un partido, en el sentido noble del término. Es una organización cuyos miembros –cada uno en su nivel– han expoliado todo lo expoliable y están a punto de ser constreñidos judicialmente a pagar por ello. Una sórdida red de ayudas mutuas. No, no se trata de “criminalizar los pactos”. Sí, el delito: 37 años de robo en banda organizada. Y con eso nadie puede, en básica decencia, “pactar”. Salvo que acepte la corresponsabilidad en su fechoría.”
Gracias Albiac por atreverte a decir lo que muchos callan.
Mi querida y expoliada España.
Categorías:Andalucía
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