El Estado es cada vez más invasivo, ¿qué será lo siguiente?
Leía en El Periódico lo que le ocurrió a Ricard Galcerán y no le daba crédito, tan absurdo me parecía. Luego, escuchando una entrevista a Galcerán por la radio, me enteré de que a él le ocurrió lo mismo. Cuando se le acercó el vigilante y le soltó que no podía dar explicaciones a sus amigos, estaba convencido de que era una broma con cámara oculta. Pero no, por desgracia no era ninguna broma. De hecho, la normativa de la Generalitat de Cataluña es muy explícita y, por ejemplo, si visitas un museo junto a tus hijos y no eres guía oficial, prohibe que les des explicaciones.
¿Estamos rematadamente locos? La respuesta es afirmativa. El Estado moderno, el gran Leviatán, en su afán por invadir todos los aspectos de nuestra vida, ha enloquecido. Y si tienen más de 40 años, piensen si no en la cantidad de cosas que hacíamos y que ahora están prohibidísimas. ¿Y aún se atreven a decirnos que ahora somos más libres?
Ante tamaña locura sólo cabe una actitud: actuar desde el sentido común y pasarse esas totalitarias normas por el forro. Es lo que va a hacer Galcerán, quien acaba de anunciar que la próxima vez avisará a los del Park Güell de que va a ir y va a explicar a sus amigos lo que sabe sobre el mismo. Y si quieren detenerle y meterle en la cárcel, que lo hagan. El ridículo al que se expl¡ondrían sería la prueba más evidente del sinsentido de esa norma impuesta por el muy burocrático gobierno de Artur Mas.
Mi querida y esclavizada España.
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