Lo que ha escrito Stefan Zweig sobre la pitada al himno

El escritor austríaco sabía bien de qué hablaba cuando escribía sobre el odio sembrado por el nacionalismo.

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El renombrado escritor, autor de obras magistrales, como su biografía de Fouché, sus Momentos estelares de la Historia o su Novela de ajedrez, por citrar sólo algunos ejemplos, vivió de forma trágica el auge en Europa de los nacionalismos que destruyeron su mundo y lo empujaron al suicidio.

José Carlos Rodríguez, desde La Gaceta, recupera la reacción de Zweig ante un suceso similar al de la pitada al himno nacional que tuvimos que sufrir durante la pasada final de la Copa del Rey en el Camp Nou, en concreto, «la reacción del público al contemplar en el cine una breve escena en la que el Kaiser de Alemania, Guillermo II, baja las escaleras de un tren. Es el año 1913 en la bella localidad de Tours, en el centro del hexágono».

«Zweig recuerda que “tan pronto como el emperador Guillermo apareció en la pantalla, una pitada tremenda y un pataleo furioso estallaron espontáneamente en la oscurecida sala. (…) Todo el mundo gritaba y silbaba. Mujeres, hombres y niños se mofaban, como si el monarca los hubiera ofendido personalmente. La buena gente de Tours, que no sabía del pánico y del mundo más de lo que leía en los periódicos, había enloquecido por unos instantes”.

El escritor, que pertenece a esa extraordinaria generación del cambio de siglo en Viena de la que se nutrió todo el siglo XX, reconoce su reacción, y el motivo de la misma: “Me asusté. Me asusté hasta los tuétanos, porque me di cuenta de hasta qué punto debía de haber progresado el emponzoñamiento provocado por años y años de propaganda de odio, cuando incluso allí, en una pequeña ciudad de provincias, sus cándidos ciudadanos y soldados habían sido ya instigados de tal manera en contra del emperador y de Alemania, que una simple imagen fugaz en la pantalla era capaz de provocar en ellos semejante estallido”. Años y años de propaganda de odio.

“Duró un segundo, sólo un segundo”, señala el escritor. “Después, cuando aparecieron otras imágenes, lo olvidaron todo. Rieron a carcajada limpia con la película cómica que vino a continuación y se golpeaban las rodillas con fruición y un gran estrépito”.

Sí, “sólo había sido un segundo”, pero “un segundo que demostró cuán fácil sería, en caso de una crisis grave, provocar a los pueblos de uno y otro lado, a pesar de todas las tentativas de entente, a pesar de todos nuestros esfuerzos”. En agosto de 1914, un año después de esta escena, Alemania invadió Bélgica como puerta hacia Francia, cuyo territorio al norte del Mosa quedó ocupado por las tropas del Káiser.

A juicio del escritor, “el hecho de que el odio hubiera penetrado tan adentro en la provincia y corroyera incluso a la gente apacible e ingenua, me horripiló. Durante los días siguientes conté el episodio a mis amigos; la mayoría de ellos no se lo tomó en serio”.

MI querida y emponzoñada España

MQE



Categorías:Cataluña, Cultura, España

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2 respuestas

  1. Pero del castigo no se ha oido hablar, ¿seguirá la impunidad?

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  2. ¿Desde cuándo se están sembrando semillas de odio ante la indiferencia de quienes tenían la obligación de vigilar el campo?

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