John H. Elliott lo tiene más claro que Rajoy o Sánchez.
O que muchos de nosotros, que nos despreciamos y nos creemos incapaces de lo bueno, lo bello y lo verdadero:
«Durante unas pocas décadas fabulosas España llegaría a ser el mayor poder sobre la tierra. Durante esas décadas sería nada menos que la dueña de Europa, colonizaría enormes territorios ultramarinos, idearía un sistema de gobierno para administrar el mayor -y el más disperso- imperio conocido hasta entonces en el mundo, y produciría un nuevo tipo de civilización que habría de constituir una aportación única a la tradición cultural europea» (John H. Elliott: La España imperial, prólogo).
Que ningún político nos coma la moral.
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Comparto el comentario de Jimena.
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Los que se avergüenzan de España han sido siempre las gentes de izquierdas, que no pueden soportar que su historia haya estado estrechamente unida a la religión católica, que ha sido siempre nuestro sustento y quien dió fuerzas a nuestros antepasados para hacer todo lo que hicieron. Los de pensamiento de derechas estamos orgullosísimos de España. Son los otros los que disfrutan ninguneándola.
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