¿Progreso? ¿De verdad? ¿Y si es al revés?

Es lo que plantea el catedrático Emilio Chuvieco a propósito del referéndem irlandés sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo.

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Interesante reflexión del catedrático de la Universidad de Alcalá, Emilio Chuvieco, sobre lo que significa «progreso».

El suceso que mueve a reflexión es el siguiente:

«Venía escuchando la radío el sábado mientras conducía de vuelta a casa y dieron la noticia sobre le referundum celebrado en Irlanda más o menos en los siguientes términos: «Irlanda, el país más católico de Europa, apuesta por el progreso frente a la influencia de la Iglesia católica«. No voy a comentar ahora el resultado del referendum, ni la cuestión de fondo que se preguntaba, sino la apreciación del sesudo periodista que abría la noticia como si se tratara de un referendum sobre la influencia de la Iglesia católica, por un lado, y dando por supuesto que el resultado lleva consigo el progreso, y que eso es incompatible con la Iglesia, por otro.»

Para después puntualizar: «El verbo progresar lleva consigo la idea de avance, de mejora. Progresa quien consigue algo valioso que antes no tenía. Que algo sea novedoso no quiere decir que sea progreso. En un momento (nefasto por cierto) de la Historia, también la victoria del partido nazi era algo novedoso, y desde luego casi nadie diría que fue progreso»

A lo mejor la Iglesia no se está oponiendo al progreso, sino que, «más bien, lo que hace es advertir sobre los riesgos de un itinerario social«.

Por cierto, la información dada con tan tendencioso sectarismo, proviene de la radio pública; sí, esa que pagamos usted y yo para que nos pueda insultar día sí y día también mientras nuestro gobierno mira para otro lado.

Mi querida y progre España

MQE



Categorías:Familia, Iglesia

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1 respuesta

  1. Padecemos el engaño permanente de los manipuladores del lenguaje que cada vez pueden engañar más porque la gente sabe menos. Si desde los medios se dice que algo es progre se acepta sin más reflexión, aunque en realidad sea una aberración. Creo que ya pasó con el arte moderno, si algún empingorotado personaje decía que tal pintura, tal poema o tal libro eran magníficos, todo el mundo tragaba. Fue una especie de ensayo de nuestros manipuladores perversos. Vieron que la gente tragaba y fueron cambiando el lenguaje y con el la realidad. Si algo deja de nombrarse en los medios -Dios, la virtud, el pecado, la fidelidad, etc.- deja de existir en la realidad. Hay que denunciar esto, mientras nos dejen.

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