Se cumplen 20 años del secuestro de Publio Cordón y su cuerpo aún no ha sido encontrado. Sus captores han acabado reconociendo que este había muerto al caer por la ventana de la casa en la que se le retenía mientras intentaba escapar y al no habérsele socorrido de las múltiples heridas que la precipitación le produjo.
Cabe añadir que el GRAPO mantuvo a la familia en vilo sin informarle del desgraciado final de su padre para poder cobrar el rescate que desesperadamente los Cordón Muro pagaron vía maletín en París.
Publio era un aragonés nacido en Soria con cinco carreras, emprendedor, empresario, padre de familia, filántropo y amigo de sus amigos; un triunfador del que se vertieron toda clase de calumnias para dolor de sus allegados. Seguramente, venían de los mismos que no recuerdan que los Grupos Antifascistas Primero de Octubre eran el brazo armado del Partido Comunista de España (Reconstituido), que sin ser el oficial de Carrillo que contaba con el apoyo de miles de españoles, era una facción de la extrema izquierda que mataba por un concepto de sociedad tan obtuso y oscuro como el del PCE «democrático«. Y es que sólo hay que ver las las pintas de los detenidos para comprobar su fracaso personal, humano e ideológico.
Si el Señor Cordón era la excelencia, los «grapos» serán siempre la mediocridad venida a menos: al nivel del betún. Publio era quien realmente aportaba a la sociedad creando puestos de trabajo, generando riqueza, haciendo país, mientras que los chicos y chicas de Silva Sande eran unos desquicios humanos que llegaron a sobrepasar el límite del auto marginado social para matar por sus delirios de bajeza.
Conviene que quede bien claro que en el terrorismo, aunque a veces no se permita que haya vencedores y vencidos, siempre hay buenos y malos. Publio era de los buenos, no le olvidamos y esperamos que algún día pueda recibir cristiana sepultura y ser visitado por su incombustible familia.
Mi querida y secuestrada España.
Categorías:Comunismo, Izquierda radical, Terrorismo, Víctimas
Fue una época muy mala, una revolución encubierta tras la muerte de Franco. La ausencia de autoridad, la duda sobre el bien y el mal, trajeron a flote lo peor de la sociedad . En vez de reorganizar, destruir hasta los cimientos. Los españoles pasamos una transición sangrienta.
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