Son más bien el fracaso de sus propuestas y el triunfo de sus discursos.
Nos hacíamos eco hace tres días del comentario de Enrique García-Máiquez señalando que los males del PSOE no son solo atribuibles al huero secretario general Sánchez.
El escritor insiste hoy en la cuestión, clave para comprender el estado actual del socialismo español:
«No defendíamos a Sánchez, sólo avisábamos de que su linchamiento no solucionaría los problemas del PSOE ni los de España. Los problemas del PSOE son más graves que un líder errático: son el fracaso de sus propuestas y el triunfo de sus discursos. La socialdemocracia padece obsolescencia programática: sus soluciones no responden a los retos contemporáneos y, en cambio, su ideología (el progresismo, digamos) muere de éxito: es la de todo el mundo y ya no supone, por tanto, un factor diferencial que se traduzca en votos. En España, además, están sus flirteos con los nacionalismos y la demonización sistemática y absoluta que ha hecho del PP. De ahí nace la dificultad actual del PSOE de apoyar por activa o por pasiva un gobierno de Rajoy. «¿Cómo vendemos ahora ese apoyo que necesitamos dar?», se preguntan.
Se celebró con excesiva celeridad una supuesta solución automática a los problemas de gobernabilidad de España por la simple defenestración de Pedro Sánchez. Queda mucha leña que cortar, y que darse. Sólo un PSOE dispuesto a hacerse el seppuku y a pasokizarse facilitaría las cosas a Rajoy. Abstenerse es suicidarse; pero ir a otras elecciones es inmolarse. Ese es el dilema del PSOE, aunque ellos se sienten ante un trilema: no pueden (con Ciudadanos), no deben (con los nacionalistas y Podemos) y no quieren (con el PP).
Las primeras declaraciones de la gestora se han quedado, pues, en gestos a diestro y a siniestro. Los barones tienen miedo a abrir el melón. Para este viaje al mismo lugar, sobraban esas reyertas, podrá pensar más de uno; aunque las reyertas eran, justamente, porque Pedro Sánchez tuvo la imprudencia de llevar al PSOE a este mismo lugar: frente a sus contradicciones. Ya lo había encaminado Zapatero, pero Sánchez ha puesto los focos y apretado el paso y la mandíbula cuando les convenía la penumbra, el disimulo y los circunloquios.

Categorías:Sin categoría
Reblogueó esto en Contra la ley "antitabaco".
Me gustaMe gusta