Suecia, un país donde no hay quién te entierre.
Aterrador, es la conclusión que saca uno de lo que le cuentan del documental «La teoría sueca del amor» realizado por Erik Gandini. Ese paraíso deseado, para muchos, que es Suecia resulta que es el reino de la soledad. Algunos datos que salen en el documental:
- uno de cada dos suecos vive sólo.
- uno de cada cuatro suecos muere y nadie reclama el cuerpo. Hasta el punto de que se ha creado un servicio de búsqueda de familiares.
- El banco de esperma más grande del mundo, una empresa danesa, envía por correo el líquido seminal para su aplicación casera. Las mujeres suecas son sus mejores clientes.
Es el resultado del gran proyecto que el socialdemócrata Olof Palme, muy admirado por Felipe González, lanzó en 1972 bajo el nombre «La Familia del futuro: una política socialista para la familia». Era una época que Suecia empezaba a ser pudiente como país y una referencia por el nivel de vida de sus ciudadanos. El proyecto, al que se han dedicado ingentes recursos desde entonces, perseguía que los individuos se desvincularan de las estructuras familiares por considerarlas anticuadas y ganar independencia individual.
No cabe duda que tras 40 años han tenido éxito, pero a costa de que Suecia se convierta en el reino de la soledad. El documental revela la existencia de grupos que se han ido a vivir a los bosques en comunidad buscando la felicidad que no tenían, pero también muestra las batidas de voluntarios que buscan a personas desaparecidas todos los fines de semana y los elevados índices de suicidios que se registran.
La nueva vida del doctor Erichssen, un cirujano sueco hoy en un hospital de campaña en Etiopía – “aquí he encontrado un sentido a la vida”-, y las palabras del célebre sociólogo polaco Zygmunt Bauman terminan, finalmente, por despejar la clave de la verdadera felicidad. “Los suecos han perdido las habilidades de la socialización. Al final de la independencia no está la felicidad, está el vacío de la vida, la insignificancia de la vida y un aburrimiento absolutamente inimaginable”.
Este es el resultado de la socialdemocracia: soledad, vida sin sentido y falsa independencia porque el Estado se vuelve el dueño de mi vida.
Mi querida y socialdemócrata España.
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A todo eso se le puede sumar el permisivismo que tienen con los islamistas y todo lo que conlleva. Que no les pase nada. Lo peor es que aquí llevamos el mismo camino.
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