¡Se les ve el plumero!
Es lo que tiene internet, que uno puede, si se esfuerza un poco, revisar los antiguos posicionamientos d ela gente y ver si son coherentes.
Ayer lo veíamos en el trato diferente y sectario de El País ante la muerte de dos dictadores, Augusto Pinochet y Fidel Castro (por cierto, el primero abandonó voluntariamente el poder abriendo el paso a la actual democracia chilena, el segundo murió aferrado al poder y designando a su hermano como sucesor de la tiranía comunista que controla Cuba).
En Francia hay quien se muestra horrorizado por la cruz que llevaba al cuello en una aparición televisiva una portavoz del candidato a presidente François Fillon. ¡La laicidad no debería permitirlo! Y sin embargo, cuando de celebrar en público las fiestas musulmanas, el criterio cambia; entonces la religión sí puede hacer su aparición en público y la laicidad a la francesa no tiene nada que decir.
Lección aprendida: la laicidad sólo se aplica a los cristianos.
Mi querida y atenta España
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