¿Cómo es la salida de la crisis?
Parecería que la macroeconomía y la microeconomía van desacopladas en España. Si miramos los datos macroeconómicos (crecimiento PIB, evolución paro, evolución afiliados a la seguridad social, IPC,…) parece indiscutible que España está saliendo de la crisis. Sin embargo, si se mira la microeconomía hay algunas dudas más. Uno no ve tanta alegría a su alrededor. Es verdad, que esa alegría puede ir por barrios. Existe un sector de gente que durante la crisis no perdió poder adquisitivo (no pasó por el paro, no vio reducido su sueldo) pero que ante el contexto de incertidumbre decidió priorizar el ahorro y que ahora al desaparecer los nubarrones del horizonte se pueda estar animando a consumir más. Quizás eso explique en parte esa cierta sensación de mayor consumo, de que hay se nota más alegría. Pero sigue habiendo muchas pymes a las que les cuesta salir adelante, muchas españoles que mantienen niveles de vida inferiores al comienzo de la crisis.
Da la sensación que los datos macro no recogen este hecho, muchos españoles lo siguen pasando mal a fin de mes, muchas empresas mantienen niveles muy por debajo del inicio de la crisis. Sin embargo, algunos políticos parecen echar las campanas al vuelo y España corre el riesgo de que nuestros políticos pierdan el sentido de la realidad.
Porque lo importante, con serlo, no es tanto si salimos de la crisis o no como qué futuro estamos construyendo. Y ese futuro en MQE nos parece preocupante cuando analizamos determinados datos:
- Hace unos días nos hacíamos eco del dato de que el 47% de los españoles con trabajo cobran menos de 1.00 euros.
- Las últimas cifras de afiliación a las seguridad social, muy buenas, hablan de que los 658.387 nuevos afiliados a la seguridad social en los últimos doce meses, el 77% (506.582) fueron generados por el sector del ocio (bares, restaurantes, hoteles). Mientras el número de afiliados en la construcción, industria y agricultura apenas crece, son los servicios los que generan empleo en España.
Este segundo dato quizás explique el primero. Una economía de servicios y en especial de servicios ligados al ocio que suponen escaso valor añadido es necesariamente una economía de bajos salarios. No cabe duda que cualquier empleo nuevo es una buena noticia, y más para la persona que lo encuentra. Sin embargo, una economía basada en este tipo de empleos es a medio y largo plazo un problema para el futuro de España.
En primer lugar, porque en empleos de bajo valor añadido es difícil generar ventajas competitivas más allá del coste salarial lo que supone una debilidad para nuestra economía y una alta vulnerabilidad. En segundo lugar, porque una economía de bajos salarios supone una economía que proporciona pocas opciones de futuro a los españoles, posibilidades de progreso, impide familias sólidas. En tercer lugar, porque supone un riesgo para la libertad de las personas. Una economía de salarios tan bajos, en el nivel de los 1.000 euros, exige para un mínimo de dignidad en la vida de los españoles que la educación y la sanidad sean provistas de forma gratuita ya que estos niveles salariales no dan para tanto. Y claro, ya saben ustedes queridos lectores, ¿quién proveerá, gustosamente, esos servicios? el Estado. Y que el Estado se convierta en proveedor supone que se entromete en nuestras vidas, en nuestra libertad.
Por eso es necesario, más allá de los datos macro, un planteamiento político serio que permita a España industrializarse, generar puestos de trabajo de valor añadido, incrementar sus niveles salariales, reducir la vulnerabilidad de la economía española y favorecer no sólo el poder adquisitivo sino la liberta de los españoles.
Y eso supone hablar de política fiscal, de endeudamiento público, de la presencia del sector público en la economía, de política industrial,…. ¿Querrán nuestros políticos o se quedarán en la cortina de humo de los datos macro?.
Mi querida y empobrecida España.
Categorías:Economía
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