Vence la cultura de la muerte.
La cultura de la muerte no ceja. Es una de las características del mal, del maligno, siempre está en guardia, siempre empujando, esperando sólo aquello que decía Burke «que los buenos no hagan nada», con eso basta para que el mal avance.
Bachelet llegó a su mando con el objetivo claro, imponer la ideología de género: aborto y equiparación uniones homosexuales al matrimonio. El aborto lo ha conseguido, es verdad ha habido pelea, le ha costado pero al final se ha salido con la suya. Y eso gracias entre otras cosas, a la traición, una vez más de la democracia cristiana (que gran favor nos harían si eliminaran del nombre la palabra cristiana).
De nuevo la misma estrategia de siempre, como si no la conociéramos, sólo casos «extremos»: riesgo para la madre (al final todo se convierte en riesgo para la madres si hace falta), inviabilidad del feto (veremos en que queda eso, mucho nos tememos que en eugenesia. ¿Dónde quedan los derechos de los discapacitados que dice la ONU defender? Usted trabajó en la ONU Bachelet, ¿no hay que proteger al discapacitado?) y violación (si ya hay una víctima, la mujer, ahora habrá dos, la mujer y el niño).
Ahora la oposición recurrirá al tribunal constitucional, veremos que pasa. La duda que nos queda en MQE es si la oposición será como la española, una derecha española (entonces AP) que recurrió la legalización del aborto y que posteriormente se convirtió en la gran consolidadora del aborto (en el mandato de Aznar se duplicó el número de abortos en 8 años, Rajoy no sólo no retiró la ley Zapatero, como había prometido, sino que obligó a su partido a votar a favor de la misma al presentar una falsa reforma que la dejaba intacta).
Esperemos que la oposición chilena no sea como la derecha española (perdón, centro reformismo, centro derecha, política pop,…), sea fiel a sus principios y realmente mantenga la batalla hasta revertir esta legalización.
Mi querida y promuerte España.
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