Ya no cuela.
Nos lo cuenta Jorge Soley en El Debate, cada vez son más lo que empiezan a desenmascarar la ecoideología y su intención de conformar nuestras vidas bajo el miedo al Apocalipsis climático. Entre esos que empiezan a gritar que el rey está desnudo Soley destaca:
- Jean Pierre-Le Goff: «lo más sorprendente es la manera en que tantos adultos, políticos o periodistas, aceptan este apoliticismo moralizante como un modelo de ciudadanía o una nueva vanguardia destinada a cambiar el mundo. En la hora del triunfante culto a la juventud, el miedo a aparecer como un reaccionario o un viejo carca ha jugado sin duda un papel importante en estas tomas de posición. Pero de modo más fundamental, asistimos a una inversión de los roles cuando los jóvenes dan lecciones a los adultos en materia de buen comportamiento. A través de un juego de espejos infantilizante, los adultos y los militantes ecologistas aplauden de hecho un modelo de ecociudadanía que ellos mismos han inculcado a las nuevas generaciones.»
- Antonio Socci: «estamos ante la nueva religión secular de lo «apocalíptico e integrado» (por decirlo con eco). De hecho, consiste en primer lugar en alarmas apocalípticas que, gracias al eco de los medios de comunicación, dan a sus seguidores la sensación de ser los salvadores del mundo o al menos les dan la oportunidad de gritar con el corazón en llamas y hacerse pasar por los únicos que tienen una moral y un pensamiento, mientras que el resto, escépticos o disidentes, son considerados herejes infieles o enemigos de la humanidad. La alarma apocalíptica también tiene la característica, por su apodíctico carácter dramático, de inducir al fanatismo y excluir el análisis racional, el espíritu crítico y la verificación de los hechos. No admite medias tintas ni claroscuros: solo conoce la afirmación absoluta. Es un mandato moral. Por un lado, el bien, por el otro, el mal. Y nos exige tomar partido. Es suficiente sugerir una sencilla duda y uno pasa a formar parte de la lista de las fuerzas de la oscuridad».
- Pascal Bruckner: «Desemboca en un nuevo totalitarismo en nombre del culto a Gaya… Se ha desplegado toda una escenografía del Apocalipsis que con redobles de tambor genera el pánico y que recuerda tanto a la gnosis como a los mesianismos medievales. El cambio climático se ha convertido en la navaja suiza de la comprensión del mundo: todo se explica por él, el hambre, las guerras, el terrorismo, las enfermedades, los problemas de fertilidad, los males de amor.»
- Pierre-André Taguieff: «Lo que caracteriza el momento presente es el gusto del catastrofismo. El ecologismo es el nombre del nuevo partido del Bien. Ecologismo salvador y redentor: neorreligión y nueva gnosis. El ecologismo garantiza un confort intelectual permanente a los iluminados jubilosos de esperar el fin del mundo mientras denuncian a los presuntos culpables del crimen supremo, el crimen contra el clima. Olvidaos del crimen contra la humanidad, solo queda el crimen contra el planeta. El catastrofismo secreta el maniqueísmo como el hígado secreta la bilis.»
Un halo de esperanza estos análisis que como señala Soley demuestra que la gente con la cabeza amueblada no esta por la labor de tragarse estas patrañas: «Podrán sacar a las calles a miles de adolescentes convenientemente manipulados, podrán soltarnos sus sermones desde los púlpitos de numerosas organizaciones internacionales, pero parece que no lo van a tener tan fácil para que aquellos que piensan con rigor se traguen los terrores del nuevo milenio».
Mi querida y pensante España.
Categorías:Cambio Climático, Dictadura ideológica
Deja una respuesta