Primero los benedictinos, después la Cruz.
Inquietantes noticias sobre el futuro Del Valle de los Caídos que nos anticipa José Francisco Serrano Oceja, con su habitual buen hacer periodístico.
No nos pillan de sorpresa. Desde la promulgación de la nefasta, innecesaria e injusta ley de memoria histórica su articulo 16 ponían en el punto de mira al Valle de los Caídos. Sánchez en 2018 dio una vuelta de tuerca más con la inclusión del apartado 3 en ese artículo referido a Franco, aunque para salvar la inconstitucionalidad del mismo, se refería a los enterrados en El Valle de los Caídos que no eran caídos de la guerra civil.
Algunos pensaban que la cuestión era la exhumación de Franco. Pensaron, equivocadamente, que cediendo a la injusticia – porque el artículo 16.3 era injusto – todo se acabaría ahí. Nada más lejos de realidad, nada más lejos de lo que nos enseña la historia – no se conoce poder con vocación totalitaria, algo característico de todo izquierda, que ante la cobardía del enemigo no incremente la ofensa. Algunos creyeron que con el silencio, la dejación de funciones o incluso la colaboración aplacarían a la bestia. Pero las bestias cuando muerden carne no la sueltan.
Y en esas está el PSOE y buena parte de la izquierda española, quieren más. Y ese más implica:
- Echar a los benedictinos, primer paso para desacralizar el Valle de los Caídos. No caigamos en la trampa, ahora el discurso será que hay que echar a los benedictinos por no haberse plegado a los caprichos del gobierno. Esa será la excusa no la causa.
- Desacralizar el Valle de los Caídos.
- Derribar la Cruz.
Porque no le molestaba Franco, que también, sino sobre todo la Cruz y a por ella van. Porque lo que les molesta es la España católica y la cruz más grande del mundo recuerda que España ante todo es y ha sido católica.
Muchos seguirán si quererlo ver, muchos seguirán pensando que no enfrentar la realidad y la bestia es la mejor forma de aplacar a la bestia. Pero ya nos están avisando de lo que viene (Serrano Oceja cuando escribe no escribe en el aire).
Algunos, la comunidad benedictina – en la figura de su prior -, nos han mostrado el camino a seguir. Un camino que no asegura la victoria, pero si la dignidad, la satisfacción del deber cumplido y la justicia para con España y los españoles. ¿Seremos capaces de estar a la altura?
Mi querida y benedictina España.
Categorías:Catolicismo, España
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