La España que vivimos

persigue la naturaleza, premia la irreverencia blasfema.

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Así es la España que vivimos, la que nos están construyendo. Una España que persigue a aquellos que explican la realidad biológica de la persona: los genitales de hombre y mujeres son distintos.

En esta España «tan libre» los extremadamente de centro, así se define Cristina Cifuentes, y Ahora Madrid (Podemos) persiguen al autobús de Hazteoir.org por explicar la realidad biológica de ser humano.

Por otra parte, esa misma España oficial, que no duda en coartar la libertad de expresión de los que divulgan realidades biológicas no tiene ningún problema en permanecer callada antes la irreverencia y el ataque al hecho religioso católico.

Esta es la España en que vivimos: laicista, irreverente cuando no blasfema y liberticida. Desgraciadamente no todo es culpa de nuestros políticos. ¿Por qué están ahí nuestros políticos? Por nuestros votos ¿Hemos exigido algún cambio de actitud a nuestros políticos? ¿Nos hemos movilizado ante estos ataques?

¿De verdad pensamos que en esto no tenemos responsabilidad muchos españoles, por acción o por omisión?

Algo podemos empezar a hacer: el Obispo de la diócesis de Canarias, Mons. Francisco Cases, invita a los fieles a participar en una Eucaristía en la Santa Iglesia Catedral, el próximo día 3 de marzo, viernes, primero de Cuaresma, a las 19:30 horas, para “pedir perdón” ante la blasfemia conocida durante la gala Drag del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria.

Mi querida e irresponsable España.

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Categorías:España, Ideología de género

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2 respuestas

  1. Evidentemente, nos encaminamos a marchas agigantadas, y cada vez más, hacia la imposición de una forma de pensar totalmente contraria a la Ley de Dios, a la Ley Natural y al sentido común. España, al igual que otros países europeos y occidentales en general, está vomitando, cada vez más claramente, a Jesucristo, Palabra de Dios encarnada. Cada vez se manifiesta más claramente la influencia de los poderes anti-critianos (lobbies LGTBI, masones, etc.).

    Mucho me temo que tenemos que prepararnos para sufrir persecuciones en el futuro, si queremos ser coherentes con nuestra fe católica y con el sentido común. No caben medias tintas. Tal como dijo Jesucristo en el Evangelio, “El que no está conmigo está contra mí”. Estoy seguro de que, más tarde o más temprano, veremos gente encarcelada por defender las enseñanzas cristianas y católicas (obispos, sacerdotes, otros consagrados, laicos, etc.). Es decir, viviremos lo mismo que ya se vivió a principios de la década de los 30 del siglo pasado, y puede que persecuciones peores todavía. Incluso puede que alguno de nosotros también terminemos en la cárcel, si somos coherentes con nuestra fe.
    Preparémonos para la peor.

    En todo caso, aprovechando especialmente que estamos en Cuaresma, conviene recordar las “armas” que nos proporciona la Iglesia para ser consecuentes con la fe: oración, ayuno (o penitencia, en general) y limosna.

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