Garantizar la vida normal.
Hay un intento claro de subversión en Cataluña. Tras el fracaso del golpe de estados los separatistas han decidido recurrir a la violencia. Una vez más lo grandes paganos de esta situación son los catalanes y Cataluña. Muchos catalanes ven con asombro como los violentos les impiden hacer su vida normal. Son abundantes en las redes sociales los audios o videos de catalanes bloqueados en autopistas o medios de transporte público. Catalanes que, en definitiva, no pueden hacer su vida normal.
Es verdad que en Cataluña no se vive la normalidad. Hay un estado de excepción, de violencia y de división social. Ante esta situación el estado debe actuar. Pero una vez más lo hace de forma equivocada. En primer lugar porque no quiere actuar con la contundencia que exige la situación. En la medida que no se actúe con contundencia contra todos aquellos que rompan la convivencia pacífica, los violentos se envalentonarán y más complicado se volverá la situación.
En segundo lugar, porque el Gobierno está dejando en manos de los Mossos el control de la situación. Y la experiencia pasada nos demuestra que si bien desde el punto de vista operativo los Mossos tienen capacidad para afrontar la situación, no la tienen desde el punto de vista de la actitud. Son ya numerosas las evidencia de que no sólo la cúpula sino buena parte de los mossos colaboran o miran con bueno el ojos el pruses. Este hecho conocido y sabido invalida a buena parte del cuerpo para realizar las tareas que le corresponden, restablecer el orden público que los separatistas intentan romper.
Por eso no estaría de más que el gobierno se tomara en serio la situación y actuara como esta exige, con rapidez, contundencia y garantizando los derechos de los ciudadanos pacíficos.
Lo peor sería tener que pensar que al gobierno le viene bien esta situación porque abonaría su tesis – no declarada – de que hay que volver el status quo anterior – ese en el que los separatistas controlaban el poder y lo utilizaban contra la mitad de la población libre de separatismo -. Y qué mejor excusa que la violencia para justificar la entrega del poder a los separatistas en aras de la «paz social».
En manos del gobierno está clarificar estas dudas.
Mi querida y dubitativa España.
Categorías:Cataluña, Nacionalismo, Separatismos
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